viernes, marzo 31, 2006

Finales

Los finales de mes son muy productivos. Sirven para darte cuenta de todo lo que no hiciste durante las cuatro semanas de marzo y se acumula para el mes siguiente.

¡Feliz fin de mes, lectores, o mejor dicho feliz fin de mes pa´ el que espíe de vez en cuando mi casita tan blanca!

Aquí ahora (manifiesto)

Nunca has destapado el silencio ni visto correr detrás de las palabras.

La ausencia es una ausencia inmóvil como un hueso roto abandonado por un perro. Lloran mañanas de pijamas sucios y ángeles haciéndote el amor cerca de tu cama. Ceniceros dejados al descuido y la ceniza que se aspira parte de tu alma.

No sabes del amor cursi ni de las margaritas deshojadas, sólo una tristeza en cuatro patas y toda su simbología sexual. Sabes que escribir es ilusorio y que los poemas, pequeñas perlas que se guardan en una cajita musical.

Y la bailarina vestida de rosa te mira y ensaya alegremente mientras te vas comiendo los mocos para no llorar.

Duda


¿Podes romper el silencio con una sola mano y toda la furia de lloverte en palabras?

Viajar al futuro

Un hombre se sienta, se arrebata. Vive el futuro de la forma más espantosa. El presente no es nada, simplemente le sorprende lo que se puede hacer con un aparato abandonado en el patio de su casa y al que algunos hombres antiguos llamaron “la máquina del tiempo”.

miércoles, marzo 29, 2006

poema

baja mi soledad
hasta tu casa

y canta
en el paisaje
más triste

La mujer del cine mudo

La mujer del cine mudo
conoce la leyenda
de haber sido
gris sobre blanco
y de un día para otro
borrarse para siempre

La fuga


Un hombre se aproxima al Silencio. Tiembla. La mano que lo detiene le golpea el rostro. El hombre cae, llora. El Silencio se asusta y huye. Las palabras huyen también. Apenas el recuerdo de la sombra de ese hombre y todas las voces sonando descaradamente.

Lo literario

Lo importante en la escritura no es qué se dice, sino cómo. ¿Será cierto?

Una rebelión de absurdos (más yo)


A veces creo que mi escritura es un completo absurdo en donde una loca garabatea sus penas. Seres imaginarios, búsqueda inagotable del surrealismo. Algunas veces quisiera que la claridad que tengo en los escritos relacionados con mi profesión inundara mi patética prosa. A veces es darse contra la cabeza y volver. Últimamente estoy remando contra la corriente y tratando de romperme toda para juntar mis pedazos en un solo yo.

No sé. Es cuestión de seguir, de animarse a cambiar tanto la vida como la propia literatura. Leer más, vivir más, llorar menos. De eso se trata. Romperse, clavarse, agujerearse y darse cuenta que a pesar de tanta lucha interna, siempre estará “ese alguien” para abrazarme. Lo más importante es ser yo misma. Últimamente tengo una onda-libro-de-autoayuda-mujer-casi-de-treinta que desespera.

martes, marzo 28, 2006

Fantasmitas

Aprendimos a clasificar fantasmas. Por el espejo huyen los más gordos. Por la ventana se asoman los más pequeños. Y el mío se pinta y baila como una marioneta. Pinocho es apenas un sueño de lo que podría ser. Y yo lo jalo de sus piernas blancas y sin querer le rompo un brazo por donde se escapan todos sus sueños.

28/3

En una rabieta de sol, te dejo toda mi espuma, toda mi tristeza acuñada en monedas.

viernes, marzo 24, 2006

Por decir


Me pierdo en una elección de trenes mágicos. Me pierdo y escribo en el silencio más absoluto. No más golpes ni tristezas alumbrando el atardecer. Solamente vos y un piano sonando en el río.

Así la tarde se desnuda de seres imaginarios y nos llevan de la mano a su castillo musical. Allí no habita la mujer de cobre, el hombre de vidrio, simplemente alguna melodía se queda rayada, haciéndole el amor a este poema apenas trágico, apenas mío.

Vos tenes la culpa de todos mis cadáveres.

La mujer del jardinero

Desnuda
huiste
sin ninguna
dirección
perdida
entre tus ojos
te mutilo
el día
y tus pechos
alumbraron
el silencio

24/3

Me resisto a envejecer. Sin embargo las salidas con gente más joven me aburren, me deprimen. Me cansaron los chicos de 20 que posan y fuman, fuman y posan. Ayer tuve un cumpleaños y era una de las invitadas más jovatas. Entre la lista de los más ancianos, se encontraban además otra ex compañera de trabajo con su marido y el hermano de la cumpleañera.

¿El bar? Puerta roja, onda tugurio. ¿Adentro? Lleno de pendejos histéricos y borrachos. Yo, la reina madre, sentada tomando cerveza y hablando pelotudeces, rodeada de gente demasiado joven para mi gusto y con tan pocas ideas como dedos tiene mi mano derecha.

Por suerte, la cosa termino rápido. Invente una excusa para salir antes. Afuera estaba mi novio. ¡Gracias novio por estar!

Nada que valga la pena

Pájaro rompe el silencio. Hombre aguerrido de pájaro se vuela verde vendaval del viento. Y estos sonidos horribles me rompen parte del cuerpo.

¿Querían cacofonías? ;)

jueves, marzo 23, 2006

Rebelión


Quiero dejar el verso para darle lugar a la prosa. ¡Esta si es que es una revolución! No voy a salvar al mundo ni darle mejor calidad de vida a otras personas, simplemente me interesa cambiar la forma de mi escritura.

Mañana quizás tal vez necesite un nuevo sueño, el mío ya está algo ajado, viejo y narcotizado. El pobrecito –me refiero a mi sueño- es adicto a la marihuana y casi todo el día se pasa mirando por la ventana, imaginando figuras de humo en el vacío de su existencia.

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Se supone que el gordo de chancletas de la imagen es mi sueño bailando, luego de haber ingerido alguna sustancia prohibida.

Reescritura

mano que es agarrada
por la misma furia de sus dedos
dedos que sacudidos
rompen las cuerdas
de un violín
violín que ciega
la mano que rompió
sus dedos

Maipú y San Juan

por Sergio Gioacchini

Llueve en Rosario pero el calor no cede. Las callas emanan vapor que se mezcla con el olor que despiden las bolsas despanzurradas por los cartoneros.
La noche es pesada y monótona. Durante la semana las calles están baldías y sólo se soporta el calor tomando cerveza en bares refrigerados por aburridos ventiladores de techo.
Velázquez bebe en uno de ellos, sentado en el borde de una silla de fórmica demasiado chica para su anatomía. Mira a los parroquianos que lo circundan y piensa si él no estará dando la misma imagen de decadencia que ellos. La esquina de Maipú y San Juan es clásica por proporcionar este tipo de situaciones. Borrachos, semitullidos, miradas torvas, ojos empequeñecidos por el alcohol y el pensamiento errático que se funden en una sola imagen decadente.

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Sergio Gioacchini nació en Casilda (Santa Fe, Argentina) en 1959. Este es un fragmento de su novela Simple blues (Rosario, Ciudad Gótica, 2000) que fue publicado en la revista “Rosario Ilustrada – Guía literaria de la ciudad”, N° 8 (Editorial Municipal de Rosario).

Los espejos

En esta espera de gatillo,
este puñal de agua
incapaz de perforarme.

Aquí en este cuarto
a esta hora danzan
mis huesos con la duda.

Quiero caminar.
Pero me quedo
escribiendo,
llorando.

No hay nada.
Apenas silencio,
la ventana baja.

Me paro y
me observo.

He de ser yo.

Advierto que
me ido muy lejos
desde hace muchos años.

23/2

En ese viaje de ser la que nunca se fue, prima la manía de quedarse, de asfixiarse en palabras susurrantes.

miércoles, marzo 22, 2006

Reflexiones asombrosas

Bajo la lluvia todos tienen caras arrugas.

Camión de dudas

Te propongo un juego. Ahogarte en medio de la nada y como si fuera posible ningunearse. Y luego seguir siendo nada, pero nada, nada. No vale una nadita, tenes que ser una súper nada. Gorda y panzona. Una señora nada, una nada con corona y ganas de reinar.

Así cualquiera, pensas. Es fácil ser la gran nada en un país de naditas, a quienes nada ni nadie les importa.

Poesía

Sos lo más inútil que tengo.

Dudas


Camino, arranco una duda, la quiebro. Cierro la puerta y sigue la misma duda en la misma nada. Y como dijo Pessoa que tiene todos los sueños, supongo que debe tener el mío en alguna parte de su bendita tumba o tal vez lo enterraron antes de tiempo. ¡Pobre Pessoa, pobre mi sueño!

22/3

Morderse
Pudrirse
Cansarse

¿Impecable?

martes, marzo 21, 2006

¿Destino?

Un vocablo
Un verso
Una palabra

Una revolución que nació muerta
Muriéndose

Una voz
Unas ganas
La crudeza
De hacerse

Bajo la lluvia
Bajo los muros del silencio

Bajo la soledad
De mi casa

domingo, marzo 19, 2006

lúdico

se van
se vienen
se fueron
se perdió el silencio
en un cofre de vidrio
se extravió la estrella
parte del cielo la dejo
no más pintitas blancas en la memoria
detenerse a pensar
y jugarse mañana
mañanaS irrevocables

¿por qué dejarse tejer el camino?

Nada que decir

En
duelo
matutino
recto
alguien
muere
nace
relampaguea
y es como
una soga
al cuello

Parterre 14

Poetas soñando su poema
------antes de examinar la lente de un microscopio.
Poetas soñando su poema
después de introducir su mano
en el bolsillo izquierdo de su pantalón.
Poetas soñando su poema
en el momento mismo de saborear
la goma de una estampilla.
Poetas soñando su poema
------poco antes de examinar la lente de un microscopio.
Poetas soñando su poema
------mientras saborean la goma de una estampilla.
Poetas soñando su poema mientras introducen su mano
en el bolsillo izquierdo de su pantalón.
Poetas soñando su poema
poco antes de saborear
la goma de una estampilla.
Poetas soñando su poema
en el momento mismo de examinar
la lente de un microscopio.
Poetas soñando su poema
mucho después de introducir su mano
en el bolsillo izquierdo de su pantalón.
Poetas soñando su poema
mucho antes de saborear
la goma de una estampilla.


Leónidas Lamborghini

Dolor de hermana

A C. en este día que amenaza
lluvia y finales tristes.


Hubo un tiempo en donde sólo lloramos la tristeza del invierno, en donde escondimos el dolor debajo de las piedras sin saber que del otro lado del espejo estaba tu mano para abrazarte, para abrazarme. Hubo un tiempo en que lloré tu perdida de hermana, en que lloré tu indiferencia.

Adentro mío un corazón se estremece debajo de estas líneas y sin embargo guarda parte de tus ojos y de tu alegría a fuerza de golpes en un rincón que siempre te quiso y que esperó tu compañía que no supo llegar cuando la noche me invitó a la muerte.

Detrás de estos muros, alguien pronuncia tu nombre desde esta cicatriz que soy y que avanza lentamente. Detrás de estos muros, esa mitad oscura que nadie conoce, te quiere y te espera con todo el dolor y con todo el cariño de una muñeca rota llorando su suerte.

9 de abril de 2005.

En tu sola fe

Estas palabras,
versos,
andan saltando
el silencio
y escapando
tu ausencia
a la nostalgia

19/3

Espacios interiores. ¡Quiero silencio, silencio y nadar en la piel del poema que apenas percibe que soy su madre! “Hijo”, le grito, mientras M. ensucia mis momentos de palabras con su agresividad de todos los días.

Querido P:


La ciudad se descompone y el gris, otra vez, el gris. Mi madre como de costumbre gruñe, grita, blasfema. Sólo me queda asentir con la cabeza o simplemente ignorarla. Hasta aquí como siempre. Sin embargo hoy vinieron dos hombres a buscarte. Yo no les dije nada. Pero creo que ellos saben que vives en mi cabeza.

Debes huir, de lo contrario podría ser fatal para ambos.

Te ama.
I.

sábado, marzo 18, 2006

18/3

M. escarba amuletos en la piel.

Sin complejos

M. se declara inocente
mientras bebe nube
y callejones de cielo

Sin ataduras
indaga en la piel
de un día gris
que ya nació
muerto

Abracadabra


Y se vengó. Tenía que vengarse. No más trucos ni sombreros negros por donde asomarse. Desde ahora su libertad tenía precio. Un mago muerto, una paloma cómplice y un conejo prófugo.

viernes, marzo 17, 2006

A vos (imaginario)

Me rompe la melancolía.
Como un sueño me rompe la tristeza.
Se gasta el papel mojado
y los ojos de luto siempre
te recuerdan.

jueves, marzo 16, 2006

Árbol

Te rescato la melancolía.

Me llevo tus gorriones
hacia la esquina
volada de sueños.

¿Acaso alguien rompió
tus ramas o escarbó
el silencio?

Collage

I
Perfila pájaros con sal
ataja el silencio

II
En los ojos
de poeta muda
yo te nombro

III
Tan áspero todo
tan indefenso

miércoles, marzo 15, 2006

15/3


En este sueño, la palabra se tocaba, se sentía. El poeta escribía bajo una luna muerta y su verso como una puerta inenarrable cerraba la noche.

A Laura

¿Qué hacer cuando el miedo es más grande que la mejor de las espadas de cartón?

Tienes razón, no tuvimos diccionario de sinónimos, ni pudimos librarnos del pintalabios que nos hacía ser otra. No hubo instrucciones, varitas mágicas, ni cuentos para dormir. Hubo lastres que aún pesan, una mochila demasiado cargada de cosas, fantasmas con el ojo pegado al quicio de la puerta. Ganas de huir.

Pero aquí estamos, sin recetas que mantengan la sonrisa intacta, el cuerpo indemne, a salvo la sed. ¿Pero te das cuenta? aquí estamos. Con un nombre sólo nuestro, con toda la cartografía del exilio para darnos la oportunidad de ser.


La autora de este texto es Clara, alias Estado de exilio. Esta genial prosa poética se encuentra publicada en http://estadodeexilio.blogspot.com/ La publico aquí también por la enorme identificación que tengo con ella y porque jamás hubiera podido decir tan bien lo que me pasa y lo que siento. ¡Gracias, Clara, por este texto a Laura!

martes, marzo 14, 2006

¿Por qué escribimos?

La pregunta no es original y mi respuesta tampoco lo será. Sin embargo, creo que quienes escribimos en Internet lo hacemos por algún motivo en especial. Yo escribo por gusto, por necesidad, porque lo disfruto y porque tengo ganas de comunicarme. ¿Y vos por qué escribis?

Me encantaría conocer sus opiniones. Gracias.

lunes, marzo 13, 2006

13/3

Que tus miedos sean como dagas perfumadas de distancia y tu voz, mi única y sola majestad. Ahora tiemblo y no hay nadie en casa para colocar mis pestañas en su lugar. El sol se arrodilla ante mis ojos y la luna gira sobre mi cabeza. No hay dolor, sólo la incertidumbre de quebrarme.

PD: ¡Deséenme suerte para hoy!

domingo, marzo 12, 2006

Reescribiendo a Parra

La reescritura es un excelente ejercicio para aprender a escribir y mejorar nuestros escritos. En este caso, mi intención ha sido reescribir desde mi experiencia y lugar en el mundo el poema “Epitafio” de Nicanor Parra. A continuación, transcribo la versión original y la mía.


EPITAFIO de Nicanor Parra

De estatura mediana,
Con una voz ni delgada ni gruesa,
Hijo mayor de profesor primario
Y de una modista de trastienda;
Flaco de nacimiento
Aunque devoto de la buena mesa;
De mejillas escuálidas
Y de más bien abundantes orejas;
Con un rostro cuadrado
En que los ojos se abren apenas
Y una nariz de boxeador mulato
Baja a la boca de ídolo azteca
-Todo esto bañado
Por una luz entre irónica y pérfida-
Ni muy listo ni tonto de remate
Fui lo que fui: una mezcla
De vinagre y aceite de comer
¡Un embutido de ángel y bestia!



Mi versión de EPITAFIO

De estatura mediana,
Estructura pequeña,
Con voz aniñada
Y el orgullo rayando la soberbia,
De rostro casi redondo,
En donde los ojos avizoran las tormentas
Y la boca se tuerce como un mal gesto
-Todo está regado
Por una placidez muy terca-
Ni mala ni buena
Ni loca ni cuerda
Fui lo que fui: una mezcla
Revolucionaria de chica recta
¡Un cóctel de conservadora y poeta!

Nicanor Parra

Catalina Parra


Caminando sola
Por ciudad extraña
Qué será de nuestra
Catalina Parra.

Cuánto tiempo ¡un año!
Que no sé palabra
De esta memorable
Catalina Parra.

Bajo impenitente,
Lluvia derramada
Dónde irá la pobre
Catalina Parra.

¡Ah, si yo supiera!
Pero no sé nada
Cuál es tu destino
Catalina Pálida.

Sólo sé que mientras
Digo estas palabras
En volver a verte
Cifro la esperanza.

Aunque sólo seas
Vista a la distancia
Niña inolvidable,
Catalina Parra.

Hija mía, ¡cuántas
Veces comparada
Con la rutilante
Luz de la mañana!

Ay, amor perdido,
¡Lámpara sellada!
Que esta rosa nunca
Pierda su fragancia.


De Poemas y antipoemas (Santiago, Nascimento,1954)

sábado, marzo 11, 2006

Nocturna

“…quién parará la lluvia
Francisco Urondo


“¿Quién parará la lluvia?”,
gritan desesperados
aquellos niños
ancianos en su inocencia

mientras la cara rota
del gendarme se aplasta
contra la vidriera
del almacén de Don Paco,
ese pobre gallego
venido a menos.

El Carrefour lo hizo pelota.
Los vecinos ya no le compran,
ya nadie se acuerda de su fiado.

Un auto se detiene.
Sube un travesti
con mini de satén
y tacos amarillos.

Los pendejos se siguen
drogando en la esquina.
Nadie mira. Es cosa
de todos los días:

morir o que te maten.

Sociabilidad


No está demás decir que a pesar de mi poesía intimista y melancólica tengo hambre de humanidad, de gente, de cultura. Me gusta ser una más, mezclarme entre anónimos y desde allí imaginar sus vidas, sus reuniones. ¿Quién esconderá más secretos? ¿Quién engañará a su mujer e irá religiosamente a misa todos los domingos? Me encanta ver como otros se relacionan, se amuchan, se buscan. Amo a las personas que caminan como hormigas en una ciudad sedienta de novedades. Soy profundamente crítica y a la vez temerosamente necesitada de aquellos que todos los días se levantan temprano para ir a comprar el diario.

Recuerdos de mamá

Ahora abro la caja y la nombro.
No más pan ni medialunas.
Ahora cierro la caja y la escucho.
Está detrás de ti. Parece que cerca.
Entonces ella mueve sus manos
sobre mi rostro y me pregunta
por los niños. Le digo que se marcharon,
salvo el mayor que murió en la guerra.
Entonces canta como si mañana
se acabara el mundo.

viernes, marzo 10, 2006

Liberación sexual

No pretendo percibirme.
Mujer esperando la hora del orgasmo.
Lenta y cruelmente me condenan mis ganas
de piel sobre piel / de hijos olvidados.

Corazón inverso amamanta la noche.
No pretendo percibirme. Me ahorco
en mi melancolía.

Me ahorco.

Y vos, maldita puta, te crees mejor que yo.

Caballero errante

A pesar de mis años / no tantos
espero aquel amante de cuentos de hadas
que vendrá en caballo blanco / jinete de proezas miles
a detenerse en mí como una flor latente

y me dirá que luzco hermosa
a pesar de mis arrugas
mi cuerpo maduro

Oh cabálgame caballero en la finitud del espejo
no soy la misma que desnudaba el verso
pero conservo intacta el alma
en su cajita musical

y mis zapatos de niña buena
aún me calzan
tan perfectos
tan míos
tan esbeltos

Y sé decir que si cuando me nace
cuando descubro vida en la piel
de quien me ame

A pesar de mis carencias
tengo los tobillos jóvenes
para seguir luchando

Siendo yo
y mis partes / una
te estaré esperando

caballero errante

Devastadora

Aquí mi presencia se hace agua

famélicas paredes
de este silencio

despedida de espejos

avanzan mis niños muertos

mientras me arrancan
me disuelvo

y te corono
princesa negra
mujer devastadora de versos

10/3


¿Cómo cantarte, cómo? Si mis lunas se resisten a dejarse llover por los aplausos. Oh magos musicales y mujeres de bronce ¿a dónde irán a caer mis huesos cuando me atragante el sol desde mis labios? Obscenas premoniciones de la que nunca estuvo y ahora cae de rodillas sobre el escenario, así me siento y me golpean. ¿Quién abrirá la puerta?

Por eso escribo.

jueves, marzo 09, 2006

9/3

Revisto el silencio. La magnifica celebración de la vida en palabras. El silencio, la vida. Palabras. Y un hombre verde riéndose de mí. Nada más en esta semana de pájaros efímeros y melancólicos.

A veces la alegría de llamarse

Me llamo. Me llaman. En cada nota musical te estoy llamando. Pero ¿no ves que mi llamado repica de tal manera, imperceptible, inabarcable? Me olvido de romper los tímpanos en los armarios y se repite el llamado, la llama, la danza de timbres. Murmura tu voz como una noche de luciérnagas y grita tu lengua éste llamado de Cenicientas y mujeres de polvo y estrellas.

Anti yo


No busques en el diván del recuerdo a la triste bailarina, a la mujer niña, a la comediante de payasos. Danzan patos como globos esperando la sonrisa de tus labios. Y me hiere la tarde como un rayo de sol en el cadáver de mis huesos y me contenta la noche con sus patas de perro malo.

Quiero todos los regalos, todas las flores, todas las esencias corporales. Yo soy una vaca, una pequeña cabra de colores. Y rebuzno en cada golpe de lluvia, por si vienes.

miércoles, marzo 08, 2006

La ensalada y el machismo


Muchos dicen que el mundo está cambiando y que los arquetipos de lo femenino y lo masculino han sido abandonados para dar paso a la tan mentada igualdad sexual. Algunos hablan de un nuevo tipo de hombre, más preocupado por sus emociones y su estética. Sin embargo, salir a comer afuera con tu novio puede tirar abajo años de lucha feminista y de revolución sexual.

El lunes a la noche fuimos a cenar afuera con Fabián, mi novio. El mozo se dirigió a Fabián en todo momento. Yo no existía. Estaba pintada al óleo. La única vez que fui objeto de su atención fue cuando se dignó a alcanzarme los aderezos y la cuchara para la ensalada, elementos que ni siquiera le había pedido. Pero era de suponer que siendo la mujer, tenía que condimentar, revolver y servir la ensalada. Fabián, el hombre y según la concepción del mozo, estaba para elegir y ordenar la comida. Al finalizar la cena, el mozo sólo interrogó a mi pareja por el gusto de la misma. Yo seguía siendo parte del decorado. ¡Condimentar y servir no debería ser una cuestión de géneros!

No obstante, y a pesar de mi desventura culinaria, aprovecho para desearles a todas las lectoras de este blog un muy feliz día de la mujer. Ustedes se lo merecen.

domingo, marzo 05, 2006

Yo

No tengo nada que ocultarte,
salvo mi silencio de recién llegada.

Me visto de reina, de princesa muerta
y nadie me quita la sonrisa de los labios.

Tampoco conozco
el dolor de las ampollas.

Mis pies se adueñan
de miradas de muchacha huraña.

Me resisto a colgar mis huesos
en los bosques más profundos
de la luna.

Bóvedas

se oye
soledad silencio
pasos en la mixtura más celeste

esa voz tu voz
me habla de pequeñas cosas

y me elevo
densamente
hacia la luna

Almas en peligro (experimento)

fantasmagórica asomo al otro lado
cruzando espejos casi angelicales

la noche es un todo un luto
que se lleva como un prendedor
en el alma de juguete
del invierno pasado

y los comerciantes
me preguntan su precio

y loca de remate
les observo con la boca abierta
y las ganas de jugar intactas

el corazón es una piedra negra
que irreversiblemente se mata

y en su lugar un hueco de aire
haciendo las veces de madre

y algún que otro sentimiento
se escapará precisamente
ahora

que tengo amputadas
las fibras más sensibles

mientras la lluvia
peina el espacio
de mis lágrimas

Atrápame al viento

y voy con mis tobillos magullados
escribiéndole a esos pájaros
que nunca vienen
y cuando giro medio cuerpo
como una U gigante
me rompe la melancolía
en una danza de guantes blancos
y sus irreversibles posesiones de mi yo

Seres cotidianos

Nos volvemos dinosaurios de lo oscuro, barcos aglutinados de primaveras. Una voz cayendo por las pestañas y un universo que se come parte de nosotros. La inmortalidad del sexo opuesto, de la política, del fútbol o del reproche. Somos seres cotidianos, suspendidos en el perchero de las cigarras. Repisas colmadas de palabras, fotografías colmadas de silencios, soles colmados de tormentas. Objetos bostezando en un tablero, invocación egocéntrica de los sentidos. Paladar de minutos adormecidos, de extrañas apariencias que caminan las paredes. Hombres y mujeres taladran nuestras memorias. La humedad nos corona con su chaqueta de madame. Pequeños dioses hacia la muerte. Podredumbre de lunes a viernes y festival de los feriados. Somos carne, refracción de la luz, títeres de un Demiurgo anochecido de espantos. Inviernos surcando glorietas en un corredor de agua que se tambalea con el paso de los años. Trascender hacia lo intrascendente, vegetar hacia lo intangible. Acostarse a dormir la melancolía del invierno y prescindir de nuestra piel cuando portamos maletas en todas las direcciones. Violetas de labios marchitos, somnolencia de la mirada y fugarse debajo de las hojas, debajo de la piel y de un Cristo tapizado de llanto. Porque adoramos la inmutabilidad del tiempo que juega a los dados con nuestras palabras.

Rosario, 19 de noviembre de 2003

Tatuajes


Anidando escudos en la piel.

5/3


Campanas blancas para erizar la voz. Y ángeles como pétalos negros sobrevolando el tono más amado de tus versos.

sábado, marzo 04, 2006

Agujas y tacones

Y quiso el miedo apoderarse de mí y nadie me advirtió de sus consecuencias. Y yo me preguntó por qué soy este río de ojos oscuros. ¿Por qué se necesitan cien muertos para abrazar el crepúsculo? Me devora esa patética actitud de niña dentro del espejo, de pantalones sueltos a los costados de una camiseta.

Un pequeño Lucifer se apodera de mis entrañas y me habla desde su saco. ¿Por qué nadie me advirtió sobre el precipicio? ¿Por qué nadie obstaculiza su inteligencia? ¿Dónde el dolor de tu adiós puede más que la despedida de unas manos? Me persiguen: el instinto de jaula, la guerra de tambores y un caracol copulando en mis senos.

Nadie me preguntó si había decidido quererte o penetrar en la invisibilidad de tu costado. A veces he abandonado todas las formas para correr presa de soledad a tu encuentro. A veces he colgado las lágrimas en una terminal sin rieles.

Me repliegan: las voces indocumentadas, la parafernalia de los dedos, el apretón de una cintura y los dolores de parto. ¿Dónde la tristeza amanecida anclará sus barcos? ¿Dónde escribiré, cuando todos los cuadernos me sean vedados?

Y yo me pregunto porqué soy esta palabra recostada en el borde. ¿Por qué la zozobra de la imperfección? Me hipnotizan: la morbosidad de unas líneas pronunciadas al descuido, la terapia del último minuto y el empujón de unas caricias sopladas en el vientre.

¿Por qué la luna pronuncia su sentencia de mujer albina sobre mi espalda? Me delatan: los vaivenes del pasado, la autodestrucción de las pupilas y la personificación de una pregunta que no detiene su curso. Y yo me pregunto por qué soy ese ademán que curva el silencio.

Y quiso el miedo apoderarse de mí y nadie me advirtió de sus consecuencias.


Rosario, 8 de diciembre de 2003

Señor H


Te recuerdo como una montaña, enorme, saltando sobre mi diminuta figura. Hombre de velas, de horizontes derretidos como chocolate. Inmensidad de tu espalda debajo de la ducha, manos como tenazas sobre esta epidermis de venas a flor de labios y una mirada pincelada de verdes que deja entrar el sol en mi regazo. Corazón de tonada lenta que va pulsando sus latidos en mis espacios. A ti, señor H, te escribo esta noche para beber de tus lunas bordadas de pasto. Verte detrás de un espejo devorando el cielo con tus dedos de roca, y quebrando lluvias sobre mi espalda, caminante de ocasos cansados. Despiértate que es hora de morder el viento sobre nuestros pasos, porque a pesar de diluvios-cascadas, de tornados-tormenta y de tantas piedras en los tejados, sabemos que después de mí, estas vos y que después de vos, estoy yo y que juntos corremos carreras hacia un mismo barco llamado Rosario.

Rosario, 4 de noviembre de 2003.

Viejo Bar

El mismo bar de siempre, el de la suerte, ¿te acordas? Amuleto insolente de cafés y medialunas. ¡Cuántas veces acudimos a tu cita, corazón, para prolongar la mirada debajo de la ropa, para prolongar el sentimiento debajo de estos ojos! Una parada de taxis que anuncian volver y regresar es morirse de a poquito bajo el asfalto caliente de una ciudad que se alimenta de mujeres golondrina. Tormenta de una despedida congelada en un marco de abrazos. Me quedo con tu nombre atado a un mechón de pelo y con tu sonrisa bostezando en mis manos.

Rosario, 1 de noviembre de 2003

Parque Independencia

Te veo, piedra, sentado junto a mí, bajo un cielo tachonado de verdes. Cascadas de chicos limpiando autos en la esquina de una ciudad asfaltada de equiláteros. Tu mano ondea la forma de mi ser mujer en una primavera que parece no detenerse nunca. Puntos negros sobre mi falda, sobre mi piel descamada de insectos. Tus ojos, tus ojos verdes. La gratitud de una tarde que se duerme sobre nuestros talones. Beberé tu sonrisa sobre las paredes de mi cama. Desnudaré tu sonrisa sobre los labios de mi mesa y recordaré tus líneas selladas con barro, con cadenas de oro en un cuaderno pequeño que crepita en este universo denominado milagros.

Rosario, 1 de noviembre de 2003.

Lunas en tus zapatos


Heme aquí entre el cielo que no es tan cielo y el infierno que si es humano. Verme en cada verso arañando las paredes de tus noches y tus días, porque tus días se alzan sobre la bandera de ese, tu deseo deshojado de lapachos. Sueltas junto a mí la correa de tus ojos y me enlazas a ti, madreselva. Besar tu sexo, luna, besar tu espalda de equinoccios, tus manos de algarrobo y fingir como fingen los niños junto al mar cuando ven alejarse los barcos. Si cada despedida se lleva un poco de nosotros, hoy tu me llevas entera y me estrangulan tus dedos en el recuerdo de aquellos años. Heme aquí renaciendo en cada gota de lluvia, resucitando en estos soles de invierno, sentada en el recodo de ese río, alumbrando lunas en tus zapatos.

Rosario, 1 de noviembre de 2003

Confesiones urbanas

Es un conjunto de textos en prosa poética que tienen que ver con mi vida, especialmente en el plano amoroso. Los textos están fechados y si bien no voy a publicar todos me parece una buena forma mostrar algo más de mí. Espero que les gusten. De nuevo, gracias a todos por su paciencia y generosidad. Últimamente agradezco demasiado. :) Los textos que publicaré en estos días pertenecen a ese poemario autobiográfico y bastante simbólico.

A quienes me conocieron un poco más

Les pido disculpas. Soy muy leche hervida.
Muchas gracias por estar.

viernes, marzo 03, 2006

3/4


Espejos rotos en la danza más siniestra del poema.

A MEDIA VOZ

la lentitud es belleza
copio estas líneas ajenas
respiro
acepto la luz
bajo el aire ralo de noviembre
bajo la hierba
sin color
bajo el cielo cascado
y gris
acepto el duelo y la fiesta
no he llegado
no llegaré jamás
en el centro de todo
esta el poema intacto
sol ineludible
noche sin volver la cabeza
merodeo su luz
su sombra animal
de palabras
husmeo su esplendor
su huella
sus restos
todo para decir
que alguna vez
estuve atenta
desarmada

sola casi
en la muerte
casi en el fuego


Blanca Varela

Aprendamos a mentir un poco

Aprendamos a mentir un poco.

Mirarse en el espejo,
arrastrarse hasta la sombra
y cuando caiga la noche
bailarse toda la vida
en dos pasos de minué.

¿Queremos estrellas gordas
y nubes perfectas?

Me miran las hojas,
desdentadas pobres,
apenas comprenden
la alergia
de irse de viaje
bien adentro
y nunca volver.

Mentime un poco.

Hoy garabateo ausencias
en un papel de cobre.

Escribo un ensayo
sobre el ser
y las presencias más salvajes
me bautizaron olvido
mientras hilvano
fragmentos
de aire con café.

Aprendamos a mentir un poco.

Los sombreros mojados
sólo se repiten
en los cumpleaños.

jueves, marzo 02, 2006

¡Rabia!

Se han ido los muertos, los recuerdos y sólo queda una jaula vacía con un mono levemente desquiciado. Entonces las voces del circo dirán porqué no hay palabras y TODO ES CUESTIÓN DE RENUNCIAR. Eso si sin denuncias. No más ofensas de polvo.

Báilame al compás de tus tristezas, que yo me escondo. Tirana de papel y de rubor atascado en el ombligo. Quiero gritarme toda sinceridad, toda trapos colgando desde mi ventana musical. (¿Ventana musical? Si esto es música, entonces yo soy el arpegio más dolorosamente impúdico de una partitura de locos) Así me siento. Aplastada y masticada como un chicle.

Afuera todos giran. Y yo me piso las espaldas con mis tacos de vidrio. La porcelana se rompe en todas formas y las alas me sobran. Me queda grande ahuecar el silencio. Me quedan grande mis ojos y sus cavidades de mujer poeta.

Me queda grande esta página que descorcha mi-no-ser-valiente y morir en el primer intento. QUIERO GRITAR Y NO GRITO. Quiero estrellarme asquerosamente y que nadie se sorprenda. ¿Me ven? Tiemblo y no es precisamente para recibir la alegría del invierno, es para golpearme el pecho por dejarme mandar como siempre.

Fiesta de sonidos. Clarinetes, flautas. Y yo, bailarina de cajita, encerrada en mi teatro fantasmal. Chin chin. ¡Se acabo!



PD: Que cada uno saque sus conclusiones sobre este escrito. No me importa si piensan que estoy loca. De alguna forma tenía que decirlo y se dijo…


A veces la ternura

Me confieso como piel adornando el cuerpo, como triste morbosidad de los sentidos. Y me entrego como una niña abriendo un regalo en su cumpleaños de payasos pintados.

¿Quién podrá anidar silencios mientras los pájaros sólo ensayan himnos de soledad?

La envidia

 Y la envidia se vistió de mujer oscura, se maquillo los parpados, se miro en el espejo, Se ajusto los botones de un traje viejo y raído, ...